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| Capítulo 15: 1 - Feliz el hombre que no se ha deslizado con su boca, ni sufre tormento por la tristeza del pecado. 2 - Feliz aquel a quien su conciencia no reprocha, y que no queda corrido en su esperanza. 3 - Para el hombre mezquino no es buena la riqueza, para el envidioso, ¿de qué sirve el dinero? 4 - Quien amontona a expensas de sí mismo, para otros amontona, con sus bienes se regalarán otros. 5 - El que es malo para sí, ¿para quién será bueno? No logrará contento en medio de sus tesoros. 6 - Nadie peor que el que se tortura a sí mismo, esa es la paga de su maldad. 7 - Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido, al final dejará ver su maldad. 8 - Malo es el de ojo envidioso, que vuelve su rostro y desprecia a los demás. 9 - El ojo del avaro no se satisface con su suerte, la avaricia seca el alma. 10 - El ojo malo se alampa por el pan, hambriento está en su propia mesa. 11 - Hijo, trátate bien, conforme a lo que tengas, y presenta dignamente tus ofrendas al Señor. 12 - Recuerda que la muerte no se tardará, y que el pacto del seol no se te ha revelado. 13 - Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con largueza. 14 - No te prives de pasarte un buen día, no se te escape la posesión de un deseo legítimo. 15 - ¿No dejarás a otro el fruto de tus trabajos y el de tus fatigas, para que a suertes se reparta? 16 - Da y recibe, y recrea tu alma, que en el seol no se puede esperar buena vida. 17 - Toda carne como un vestido envejece, pues ley eterna es: hay que morir. 18 - Lo mismo que las hojas sobre árbol tupido, que unas caen y otras brotan, así la generación de carne y sangre: una muere y otra nace. 19 - Toda obra corruptible desaparece, y su autor se irá con ella. 20 - Feliz el hombre que se ejercita en la sabiduría, y que en su inteligencia reflexiona, 21 - que medita sus caminos en su corazón, y sus secretos considera. 22 - Sale en su busca como el que sigue el rastro, y en sus caminos se pone al acecho. 23 - Se asoma a sus ventanas, y a sus puertas escucha. 24 - Acampa muy cerca de su casa, y clava la clavija en sus muros. 25 - Monta su tienda junto a ella, y se alberga en su albergue dichoso. 26 - Pone sus hijos a su abrigo, y bajo sus ramas se cobija. 27 - Por ella es protegido del calor, y en su gloria se alberga.
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