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| Capítulo 37: 1 - Ten piedad de nosotros, Dios, dueño de todas las cosas, mira y siembra tu temor sobre todas las naciones. 2 - Alza tu mano contra las naciones extranjeras, para que reconozcan tu señorío. 3 - Como ante ellas te has mostrado santo con nosotros, así ante nosotros muéstrate grande con ellas. 4 - Que te reconozcan, como nosotros hemos reconocido que no hay Dios fuera de ti, Señor. 5 - Renueva las señales, repite tus maravillas, glorifica tu mano y tu brazo derecho. 6 - Despierta tu furor y derrama tu ira, extermina al adversario, aniquila al enemigo. 7 - Acelera la hora, recuerda el juramento, y que se publiquen tus grandezas. 8 - Que el fuego de la ira devore al que se escape, y los que hacen daño a tu pueblo hallen la perdición. 9 - Aplasta la cabeza de los jefes enemigos, que dicen: "Nadie más que nosotros." 10 - Congrega todas las tribus de Jacob, dales su heredad como al principio. 11 - Ten piedad, Señor, del pueblo llamado con tu nombre, de Israel, a quien igualaste con el primogénito. 12 - Ten compasión de tu santa ciudad, de Jerusalén, lugar de tu reposo. 13 - Llena a Sión de tu alabanza, y de tu gloria tu santuario. 14 - Da testimonio a tus primeras criaturas, mantén las profecías dichas en tu nombre. 15 - Da su recompensa a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados. 16 - Escucha, Señor, la súplica de tus siervos, según la bendición de Aarón sobre tu pueblo. 17 - Y todos los de la tierra reconozcan que tú eres el Señor, el Dios eterno. 18 - Todo alimento traga el vientre, pero unos alimentos son mejores que otros. 19 - El paladar distingue por el gusto la carne de caza, así el corazón inteligente las palabras mentirosas. 20 - El corazón perverso da tristeza, pero el hombre de experiencia le da su merecido. 21 - A cualquier marido acepta la mujer, pero unas hijas son mejores que otras. 22 - La belleza de la mujer recrea la mirada, y el hombre la desea más que ninguna cosa. 23 - Si en su lengua hay ternura y mansedumbre, su marido ya no es como los demás hombres. 24 - El que adquiere una mujer, adquiere el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a él y columna de apoyo. 25 - Donde no hay valla, la propiedad es saqueada, donde no hay mujer, gime un hombre a la deriva. 26 - ¿Quién se fiará del ladrón ágil que salta de ciudad en ciudad? 27 - Así tampoco del hombre que no tiene nido y que se alberga donde la noche le sorprende.
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