Eclesiástico
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Capítulo 44:
1 - Orgullo de las alturas, firmamento de pureza, tal la vista del cielo en su espectáculo de gloria.
2 - El sol apareciendo proclama a su salida: "¡Qué admirable la obra del Altísimo!"
3 - En su mediodía reseca la tierra, ante su ardor, ¿quién puede resistir?
4 - Se atiza el horno para obras de forja: tres veces más el sol que abrasa las montañas; vapores ardientes despide, ciega los ojos con el brillo de sus rayos.
5 - Grande es el Señor que lo hizo, y a cuyo mandato emprende su rápida carrera.
6 - También la luna: sale siempre a su hora, para marcar los tiempos, señal eterna.
7 - De la luna procede la señal de las fiestas, astro que mengua, después del plenilunio.
8 - Lleva el mes su nombre; crece ella maravillosamente cuando cambia, enseña del ejército celeste que brilla en el firmamento del cielo.
9 - Hermosura del cielo es la gloria de las estrellas. orden radiante en las alturas del Señor.
10 - Por las palabras del Señor están fijas según su orden. y no aflojan en su puesto de guardia.
11 - Mira el arco iris y a su Hacedor bendice, ¡qué bonito en su esplendor!
12 - Rodea el cielo con aureola de gloria, lo han tendido las manos del Altísimo.
13 - Con su orden precipita la nieve, y fulmina los rayos según su decreto.
14 - Por eso se abren sus cilleros, y vuelvan las nubes como pájaros.
15 - Con su grandeza hace espesas las nubes, y se desmenuzan las piedras de granizo.
16 - a su vista se conmueven los montes. A su voluntad sopla el viento del sur,
17 - El bramido de su trueno insulta a la tierra, el huracán del norte y los ciclones.
18 - Como pájaros que se posan esparce la nieve, que baja como langosta que salta al suelo. Admira el ojo la belleza de su blancura, y al verla caer se pasma el corazón.
19 - El derrama también sobre la tierra la escarcha como sal, que al helarse se queda como pinchos de espinas.
20 - El viento frío del norte sopla y se forma el hielo sobre el agua; sobre toda masa de agua se posa, y el agua se reviste como de coraza.
21 - Devora los montes, quema el desierto, y consume como fuego el verdor.
22 - Como remedio de todo llega presto la niebla, el rocío, después del viento ardiente, devuelve la alegría.
23 - Según su designio domeña el abismo, y planta islas en él.
24 - Los que surcan el mar hablan de sus peligros, y de lo que oyen nuestros oídos nos maravillamos.
25 - Allí están las cosas raras y maravillosas, variedad de animales, especies de monstruos marinos.
26 - Gracias a Dios tiene éxito su mensajero, y por su palabra todo está en su sitio.
27 - Muchos más podríamos decir y nunca acabaríamos; broche de mis palabras: "El lo es todo."
28 - ¿Dónde hallar fuerza para glorificarle? ¡Que él es el Grande sobre todas sus obras!
29 - Temible es el Señor, inmensamente grande, maravilloso su poderío.
30 - Con vuestra alabanza ensalzad al Señor, cuanto podáis, que siempre estará más alto; y al ensalzarle redoblad vuestra fuerza, no os canséis, que nunca acabaréis.
31 - ¿Quién le ha visto para que pueda describirle? ¿Quién puede engrandecerle tal como es?
32 - Mayores que éstas quedan ocultas muchas cosas, que bien poco de sus obras hemos visto.
33 - Porque el Señor lo hizo todo, y dio a los piadosos la sabiduría.